Gràcia se constituyó como municipio independiente en el año 1850.
El desarrollo del Plan Cerdà y la consiguiente expansión de Barcelona, hizo que la Vila de Gràcia iniciara la incorporaración a la ciudad condal en 1887: se desarrolla el Paseo de Gracia, arteria que unirá definitivamente la Vila con el centro de la ciudad.
En 1897, Gràcia tenía casi 62.000 habitantes y era una ciudad muy poblada pero con un grave déficit de equipamientos y servicios.
Poco a poco, se fueron construyendo equipamientos como los mercados de la Llibertat y de la Abaceria Central.
La urbanización de la Vila, que hasta entonces había sido un entorno rural, se realizó, en muchas ocasiones, de manera autónoma por parte de los propietarios de los terrenos.
El barrio de Vila de Gràcia tiene un marcado componente político y social que lo diferencian del resto de los barrios barceloneses.
Todo ello se articula entorno a multitud de instituciones culturales, recreativas y artísticas fuertemente arraigadas en la conciencia colectiva de todos los barceloneses.